¿Por qué es necesario negociar en una comunidad?
Hay propietarios que deciden aplicar la Ley de la Propiedad Horizontal a rajatabla, olvidándose del sentido común y del hecho de que a veces, deberíamos pensar más en el prójimo (ponernos en su lugar), o al menos, valorar fríamente si en el futuro, su apoyo puede ser importante o vital en alguna cuestión que nos afecte de verdad.
Por otra parte, todos tenemos nuestros defectos en la convivencia y siempre es mejor negociar que atacar a un propietario verbalmente en una Junta, pues posteriormente podría esperar el momento adecuado para complicarnos la vida.
Nosotros siempre recomendamos que si dos o más propietarios tienen un conflicto lo hablen e intenten solucionarlo entre ellos. Como administradores podemos colaborar y ayudar a conciliar una solución que sea del gusto de todos o que minimice el impacto que sufren las partes.
Y solo si no se encuentra una solución entre los afectados, el administrador y el presidente, proponemos llevar el asunto a la siguiente Junta de Propietarios.
Les exponemos un ejemplo habitual de convivencia:
En una comunidad hay vecinos que quieren cambiar la puerta del patio y no es una obra necesaria porque la puerta actual es antigua pero está en perfecto estado y cualquier propietario puede negarse a pagarla, aunque la mayoría quiera cambiarla.
Por tanto, los que deseen cambiarla, no podrán contar con el dinero de aquellos que votaron en contra. Así lo dice la Ley de la Propiedad Horizontal en los casos de mejora de las instalaciones o elementos comunes.
Esto funciona del mismo modo en que usted podría decirle a su hijo que no puede usar la televisión en casa porque la pagó usted, pero probablemente perjudicaría la convivencia a largo plazo en su familia.
Nunca olvide que antes o después usted necesitará a sus vecinos, y que ellos se acordarán perfectamente en ese momento de todo lo que usted les negó. Nada es más cierto que el hecho de que las personas no recordamos las veces que nos dicen que "SÍ", sino la única vez que se nos dijo a algo que "NO".
Nuestra experiencia en comunidades nos permite afirmar que si vive al menos diez años en su casa, o es de las personas que nunca ha vivido en otro lugar (probablemente llegará a estar en su vivienda treinta o cuarenta años), existe una alta probabilidad de que usted se encuentre antes o después con la necesidad de solicitar algo que le convenga y que tenga que ser aprobado por el resto de propietarios.
A lo mejor usted no desea cambiar la puerta del patio, pero si no lo hace, y son la única finca que no lo ha hecho de toda la calle, puede que haya vecinos a los que les de vergüenza vivir en ese patio y terminen por marcharse. Las personas somos así.
También puede suceder que a menos mantenimiento y menos mejoras, las personas que desean mejorar la finca, se marchen y vengan otras a las que les parecerá perfecto el estado actual de la finca. Y llegará un día en el que será a usted a quienes esos nuevos vecinos le negarán pintar la escalera porque "no está tan mal" o mantener el servicio de limpieza porque prefieren limpiar entre todos.
Es decir, si su comunidad ahoga o neutraliza permanentemente a los propietarios más "innovadores", al final se marcharán, pero probablemente los que vengan no querrán más de lo que ya tienen (ya aceptaron el edificio como estaba cuando compraron la vivienda) y es probable que entonces esos mismos nuevos convecinos frenen las reparaciones o mejoras propuestas por los que quedaron en el edificio.
La estadística dice que si se marchan las personas más reformistas y van quedando el resto, el mantenimiento del edificio cada vez es más limitado. Y si esta tendencia no se invierte en algún momento, puede ser fatal para los propietarios, porque muchas veces los que compran viviendas en edificios con poco mantenimiento son personas de bajo poder adquisitivo, y por tanto, cuando las reparaciones se acumulan no son solventes para afrontarlas.
En una ocasión una propietaria preguntó a un presidente por qué había instalado espejos de seguridad en el patio del edificio. El presidente le respondió que varios propietarios los habían solicitado para evitar los puntos muertos del patio y que había sido aceptado por el resto de propietarios.
La propietaria en cuestión preguntó qué pasaría si solicitaba que le pusieran también espejos de seguridad en su planta y el presidente le dijo que él votaría a favor si eso hacía sentir más seguros a los vecinos de esa planta.
Luego añadió que él nunca iba a negarse a pequeñas mejoras que produjeran bienestar a los vecinos y por tanto fomentaran la satisfacción de los propietarios.
Ese es el único espíritu que funciona bien en las comunidades a largo plazo.
Saludos